martes, 1 de mayo de 2018

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas (Séneca)

Por fin. Hoy publica BOCYL los listados provisionales con las plazasdel traslado de la convocatoria de 2017. Algo que tendría que ser la normalidad año tras año se verá convertido en una autentica excepcionalidad por único. No habrá hospital en SACYL en el que no se hable de ello y en el que no se miré con vértigo a un cambio de profesionales tan importante.

Las 1102 plazas de concurso de 2017 (con las 67 adicionales convocadas en cardiología, pediatría y radiodiagnóstico en el llamado concurso “específico”) son una auténtica revolución fruto de la primera convocatoria de traslados ajustada a ley, gracias a varias sentencias judiciales. Hasta 2016 nadie se hubiera imaginado una oferta de plazas así. Ahora es ya una realidad.

Cientos de personas verán cumplida su ilusión, años después, de poder continuar su carrera profesional en otro centro. Las motivaciones para solicitar cada uno de los traslados serán tantas y tan diversas que intentar reducirlas al tópico de la comparación con la imagen de los elefantes moribundos que en los últimos días de su vida van a morir a un cementerio no sólo es injusto sino que empobrece y vacía de argumentos a quien la utiliza.

Los próximos meses probablemente serán complicados en muchos servicios. Porque en unos casos se incorporarán nuevos profesionales que tendrán que adaptarse al servicio. Porque en otros se marcharán quienes llevaban años desarrollando su labor en ellos. No tiene sentido hacer ningún drama o crear falsas alarmas ¿Quién se acordará de todos estos cambios a mediados de 2019? No se puede olvidar que los profesionales que se han trasladado lo hacen con toda la ilusión, conscientes del cambio que esto les supondrá, de la necesidad de salir, al menos durante unos meses, de su zona de confort, de cambiar su rutina de trabajo o incluso en algunos casos de reorientar su actividad dentro de su especialidad. El cambio trae oportunidades que no deben ser ignoradas y que deben ser aprovechadas por los responsables de los distintos servicios.

Además, no sólo está la parte médica. Un traslado supone en muchos casos una mudanza, un cambio de colegio para los niños, de instituto y grupo de amigos para los adolescentes, la búsqueda de un nuevo trabajo para la pareja, etc. Nada más lejos de lo que uno consideraría un cambio banal y rutinario para un elefante moribundo.

Enhorabuena a todos aquellos que han podido cumplir su deseo y trasladarse a un centro de su elección.

Ánimo a aquellos que esta vez no han podido incorporarse al hospital de su elección. No será el último traslado. Parece que amaneció la cordura en los recursos humanos.

Y por último, suerte a los que se verán desplazados en este traslado. Por culpa de la mal entendida política de provisión de plazas que ha caracterizado al SACYL durante las últimas décadas, habrá interinos con muchos años a sus espaldas en un mismo hospital que tendrán que cambiarse a otro.  Uno puede pasarse los próximos años quejándose de ello, o tratar de construirse un nuevo futuro. Ese camino ya lo recorrimos otros, hace muchos años, al conseguir nuestras plazas.  Durante este tiempo hemos disfrutado al máximo con lo que teníamos, mientras continuábamos persiguiendo todo lo que queríamos. Y ahora estamos dónde teníamos que estar. Donde queríamos estar.